Está situado en el estado de Madhya Pradesh, y aunque hasta hace pocos años, llegar hasta allí costaba muchas horas de viaje, ahora cada vez es más accesible. Debido a la gran influencia de turistas, además de los vuelos desde Delhi, podemos optar por una línea de tren directo desde Agra, recién estrenada en Marzo del 2009. En mi opinión, viajar en tren es la más cómoda de las opciones económicas, ya que podemos dormir mientras viajamos, lo que implica ahorrarse una noche de hotel, y además, descansar. Hay que tener en cuenta, que la estación de tren está un poco lejos, pero si desde el hotel que reservemos no nos van a buscar, nos ofrecerán rickshaws y taxis al llegar, como en todas las estaciones de la India. También se puede llegar en autobús desde Jhansi u Orccha.
Los famosos templos de los que presume la ciudad, los Templos del Oeste, fueron construidos entre los años 950 y el 1.050, en lo que hoy es un lugar ajardinado muy limpio y bien cuidado, en el que no deberíamos perdernos el atardecer. Sin embargo, esos bonitos jardines hasta hace no muchos años eran selva, y los templos estaban en un lugar recóndito, motivo por el cual han podido resistir todos estos años, a pesar de los ataques masivos del imperio mogol en el país.
Originalmente, había construidos ochenta templos, de los cuales sólo se conservan veinticinco, pero todos ellos de gran belleza. En ellos, podemos contemplar la unión de lo divino y lo humano y se utiliza lo sensual como el camino de lo espiritual; se considera el acto del amor como algo cósmico, algo que nos hace entender aún más la belleza del mundo. Pero en realidad, hay muchas teorías sobre porqué se decoraron los templos con figuras eróticas, algunas hablan de homenaje al matrimonio de Shiva y Parvatti, otros lo ven como método educativo para enseñar a los más jóvenes el Kamasutra o que los amantes servían de protección contra los malos espíritus.
En este grupo de templos podemos encontrar el Templo de Varaha, con una figura del dios Vishnú, el Templo de Matangesvara, dedicado a Shiva y en el cual podremos asistir a uno de los ritos de la religión hinduista, la Puya, el Templo de Laksmana, el Templo de Kandariya, el más espectacular de todos y el Templo de Visnatha, que contiene en el interior algunas de las esculturas mejor conservadas.
Por la noche, hacen un espectáculo en el que iluminan los templos de diferentes colores, mientras te cuentan la historia de los templos y como han resistido a lo largo del tiempo. Hay pases en inglés y en hindi.
Los templos del Este, son tres templos hinduistas y tres jainístas, aunque mucho más pequeños que los del Oeste, entre los cuales cabe destacar el Templo de Parsvanatha, que tiene pocas esculturas eróticas, pero impresionantes figuras femeninas representando escenas cotidianas, como maquillarse o tocar instrumentos.
En el grupo Sur, podemos ver el Templo de Duladeo, también en un enclave bastante agradable y el Templo de Chaturbhuja, con una impresionante estatua de Vishnú de tres metros de altura.
Si visitamos la ciudad durante la primavera, podremos asistir al festival de baile, en los que los mejores bailarines del país nos enseñan los bailes clásicos que tienen su base en los templos hinduistas.
La verdad, es que como turista se aprecia que hacen un gran esfuerzo por impulsar el patrimonio de la ciudad, no sólo con una buena conservación y limpieza tanto de los templos como del recinto, sino con todo este tipo de espectáculos y actividades que acabamos de comentar.
Además de los templos, podemos pasar un día agradable comiendo en la cascada de los Pandavas, a 30 km. de Khajuraho, o en el Parque Nacional de Panna.
Y termino diciendo que mi estancia aquí estuvo llena de diversión (unas cervecitas y un bañito en el río), de tranquilidad (a pesar de que los comisionistas son los más insistentes de la India, no es una ciudad muy ajetreada) y de un gran atardecer disfrutando de la maravillosa arquitectura y escultura de sus templos medievales. Espero que todo el que vaya lo disfrute, al menos tanto, como lo hice yo.